Seria mas o menos por alla por 1.985 cuando me presentaron
a Angel Azpitarte Renduelles, un abuelo que ha Seria mas o menos por alla por
1.985 cuando me presentaron a Angel -----, un abuelo que había estado viviendo
hacia ya varias decadas en las casas que los llamados Señoritos del Lavadero,
dejaban a una serie de familias, entre 10 y 15, al parecer, que venian utilizando
sin mayor contraprestacion ni laboral ni ecobomica como consecuencia de una
curiosa historia que mi amigo Angel tubo a bien “pasarme” en unas libretas
bastante aprovechadas y amarillas –por el tiempo- y que yo guardo como un
verdadero tesoro.
Despues de todo este tiempo y, como creo que ya ha pasado
el periodo al que me hizo comprometer mi silencio, me dispongo a dar una
version que sin duda estará entre lo que dicen esos documentos y sobre todo, lo
que me conto aquel personaje con el que tantos
cafes me tome en la
Zaragoza de aquella epoca entre sesuin y sesion de mi
–entonces obligacion- asistencia a los Plenos y Comisiones de las incipientes Cortes de Aragon. Yo
tendria entonces unos 24 años.
CAPITULO 1º.-
*Antecedentes.
A los efectos de lo que pretendo dejar constancia en esta
historia, debereis saber que Angel -------, deberia tener unos 72-74 años en
aquel entonces.
Era un hombre alto, enjuto con mucho pelo blanco –entonces-
pero que se adibinaba que no era albino sino rubio en sus años mozos.
Este señor que al pòco se convirtio en mi amigo, calzaba
una suerte de zapatones grandes que, aunque no eran albarcas, lo parecian.
Digamos que eran unas albarcas evolucionadas, entre otras cosas porque como me
dijo al poco tiempo de empezar la conversacion inicial, el era. Mejor habia
sido toda su vida zapatero-albardero de profesion.
De hecho y, al cabo de unas semanas pude conocer a tres de
sus hijos, que regentaban un local de reparacion de zapatos y otros utiles que
llevasen cuero en su montaje o fabricacion. Todo ello muy cerca de la Plaza España de Zaragoza, en el
antiguo barrio del Tubo.
A este personaje le interese por mi lugar de procedencia.
El Jiloca Turolense.
Y le interese, porque el me confeso que; vivio alli de
niño y sus generaciones anteriores, hasta seis según me decia constantemente,
lo habian hecho y estaban enterradas en la zona.
Todo ello según rezaban esas cuartillas amarillas y la
portentosa memoria que la naturaleza le habia mantenido a mi ya amigo Angel.
Según su version, el lugar de donde yo procedia estaba “incrustado”
en la zona donde el se habia desarrollado en sus primeros años. Calculo yo qu
all por los años de comienzo del Siglo XX.
Con la particularidad de que, lo que para mi eran unos
montones de escombros que evidenciaban y, lo siguen haciendo, una casa
solariega venida a menos y arrasada por el tiempo. Para el era el Palacio de
los Señores y los aledaños las casas de los “agotes”, etnia al a que el aseguraba pertenecer y de la que
yo, entonces, no tenia la menor idea.
*Entorno geografico.
Se trata de la comarca del Jiloca turolense, justo entre
las localidades de Calamocha y Monreal del Campo, no lejos de la comarca de
Daroca ya provincia de Zaragoza.
Es una zona que geograficamente tiene cierta peculiaridad
ya que tambien esta a menos de 30
Km de la provincia de Guadalajara, comarca de Molina de
Aragon,etc.
Es una planicie que se encuentra situada al lado y debajo
de otra de identicas caracteristicas donde se ubica la Laguna de Gallocanta cuyo
territorio de ocupacion comparten las provincias de Zaragoza, Teruel y
Guadalajara.
Por ir centrando mas aun la zona donde Angel me conto que
subsistio su familia “agote”, os dire que en efecto se trata de una serie de
construcciones sin una cohesion aparente que nos permita sospechar la
existencia de una poblacion estable, que se encuentra en uno de los muitiples
aflientes que alli desembocan al Rio Jiloca, debido a que tambien en la zona que
estoy describiendo, aflora un gran acuifero, responsable en gran parte de los
causales que posteriormente circularan por el Rio Jalon y por la comarca de Daroca-Calatayud.
De las construcciones que alli existen, mas bien de las
ruinas que alli se pueden encontrar, en los pueblos de la zona, mis abuelos y
bisabuelos algo me habian comentado aunque sin gran precision ni historica ni
personal .
No onstante lo anterior, recuerdo a mi bisabuela contar
que el la casa de “los Señoritos del Lavadero” vivian dos hermanos, al parecer
los ultimos vestigios vivos de una estitpe que lo habia hecho en el mismo lugar
desde tiempo inmemorial.
Eran varon y hembra y solteros ambos. Y al parecer -lo
eran- porque nadie era de un linaje aparente o concordante para poder unirse en
matrimonio.
A su alrededor y, de forma realmente abundante iban
pasando familiares y convecinos que siempre se alojaban en las casas aledañas
que en la zona de “la Moreria”
se dispersaban.
Todas ellas cerca de la llamada todavia ermita de la “Virgen
del Moral” y del molino harinero de El Poyo del Cid.
Un poco mas alla, en la misma ribera del mismo rio, se
encuentra la poblacion denominada como El Poyo del Cid, de la que me tengo en
honra descender en lo referente a mi abuela Margarita, madre de mi madre.
*Peripecia vital de mi amigo.
Y todo lo anterior porque tengo un cierto interes en
contarlo.
Pues seguramente será porque la historia que detrás de mi
amigo cargada de años y de experiencias, algunas de ellas posteriormente
corroboradas por mi personalmente, me interesaron.
Nunca podria yo creer que en el Siglo XX y especialmente
en la segunda parte del siglo XIX, al lado de la casa donde me crie, pudiera
existir la marginacion mas absoluta, inferida a personas humanas tan dura y
durante tantos siglos.
A esta gente se les llamaba los “agotes” o “camarilleros”.
Simplemente no me lo podia creer.
bía estado viviendo hacia ya varias decadas en las casas
que los llamados Señoritos del Lavadero, dejaban a una serie de familias, entre
10 y 15, al parecer, que venian utilizando sin mayor contraprestacion ni
laboral ni ecobomica como consecuencia de una curiosa historia que mi amigo
Angel tubo a bien “pasarme” en unas libretas bastante aprovechadas y amarillas
–por el tiempo- y que yo guardo como un verdadero tesoro.
Despues de todo este tiempo y, como creo que ya ha pasado
el periodo al que me hizo comprometer mi silencio, me dispongo a dar una
version que sin duda estará entre lo que dicen esos documentos y sobre todo, lo
que me conto aquel personaje con el que tantos
cafes me tome en la
Zaragoza de aquella epoca entre sesuin y sesion de mi
–entonces obligacion- asistencia a los Plenos y Comisiones de las incipientes Cortes de Aragon. Yo
tendria entonces unos 24 años.
CAPITULO 1º.-
*Antecedentes.
A los efectos de lo que pretendo dejar constancia en esta
historia, debereis saber que Angel Seria mas o menos por alla por 1.985 cuando
me presentaron a Angel -----, un abuelo que había estado viviendo hacia ya
varias decadas en las casas que los llamados Señoritos del Lavadero, dejaban a
una serie de familias, entre 10 y 15, al parecer, que venian utilizando sin
mayor contraprestacion ni laboral ni ecobomica como consecuencia de una curiosa
historia que mi amigo Angel tubo a bien “pasarme” en unas libretas bastante
aprovechadas y amarillas –por el tiempo- y que yo guardo como un verdadero
tesoro.
Despues de todo este tiempo y, como creo que ya ha pasado
el periodo al que me hizo comprometer mi silencio, me dispongo a dar una
version que sin duda estará entre lo que dicen esos documentos y sobre todo, lo
que me conto aquel personaje con el que tantos
cafes me tome en la
Zaragoza de aquella epoca entre sesuin y sesion de mi
–entonces obligacion- asistencia a los Plenos y Comisiones de las incipientes Cortes de Aragon. Yo
tendria entonces unos 24 años.
CAPITULO 1º.-
*Antecedentes.
A los efectos de lo que pretendo dejar constancia en esta
historia, debereis saber que Angel -------, deberia tener unos 72-74 años en
aquel entonces.
Era un hombre alto, enjuto con mucho pelo blanco –entonces-
pero que se adibinaba que no era albino sino rubio en sus años mozos.
Este señor que al pòco se convirtio en mi amigo, calzaba
una suerte de zapatones grandes que, aunque no eran albarcas, lo parecian.
Digamos que eran unas albarcas evolucionadas, entre otras cosas porque como me
dijo al poco tiempo de empezar la conversacion inicial, el era. Mejor habia
sido toda su vida zapatero-albardero de profesion.
De hecho y, al cabo de unas semanas pude conocer a tres de
sus hijos, que regentaban un local de reparacion de zapatos y otros utiles que
llevasen cuero en su montaje o fabricacion. Todo ello muy cerca de la Plaza España de Zaragoza, en el
antiguo barrio del Tubo.
A este personaje le interese por mi lugar de procedencia.
El Jiloca Turolense.
Y le interese, porque el me confeso que; vivio alli de
niño y sus generaciones anteriores, hasta seis según me decia constantemente,
lo habian hecho y estaban enterradas en la zona.
Todo ello según rezaban esas cuartillas amarillas y la
portentosa memoria que la naturaleza le habia mantenido a mi ya amigo Angel.
Según su version, el lugar de donde yo procedia estaba “incrustado”
en la zona donde el se habia desarrollado en sus primeros años. Calculo yo qu
all por los años de comienzo del Siglo XX.
Con la particularidad de que, lo que para mi eran unos
montones de escombros que evidenciaban y, lo siguen haciendo, una casa
solariega venida a menos y arrasada por el tiempo. Para el era el Palacio de
los Señores y los aledaños las casas de los “agotes”, etnia al a que el aseguraba pertenecer y de la que
yo, entonces, no tenia la menor idea.
*Entorno geografico.
Se trata de la comarca del Jiloca turolense, justo entre
las localidades de Calamocha y Monreal del Campo, no lejos de la comarca de
Daroca ya provincia de Zaragoza.
Es una zona que geograficamente tiene cierta peculiaridad
ya que tambien esta a menos de 30
Km de la provincia de Guadalajara, comarca de Molina de
Aragon, etc.
Es una planicie que se encuentra situada al lado y debajo
de otra de identicas caracteristicas donde se ubica la Laguna de Gallocanta cuyo
territorio de ocupacion comparten las provincias de Zaragoza, Teruel y
Guadalajara.
Por ir centrando mas aun la zona donde Angel me conto que
subsistio su familia “agote”, os dire que en efecto se trata de una serie de
construcciones sin una cohesion aparente que nos permita sospechar la
existencia de una poblacion estable, que se encuentra en uno de los muitiples
aflientes que alli desembocan al Rio Jiloca, debido a que tambien en la zona que
estoy describiendo, aflora un gran acuifero, responsable en gran parte de los
causales que posteriormente circularan por el Rio Jalon y por la comarca de Daroca-Calatayud.
De las construcciones que alli existen, mas bien de las
ruinas que alli se pueden encontrar, en los pueblos de la zona, mis abuelos y
bisabuelos algo me habian comentado aunque sin gran precision ni historica ni
personal .
No onstante lo anterior, recuerdo a mi bisabuela contar
que el la casa de “los Señoritos del Lavadero” vivian dos hermanos, al parecer
los ultimos vestigios vivos de una estitpe que lo habia hecho en el mismo lugar
desde tiempo inmemorial.
Eran varon y hembra y solteros ambos. Y al parecer -lo
eran- porque nadie era de un linaje aparente o concordante para poder unirse en
matrimonio.
A su alrededor y, de forma realmente abundante iban
pasando familiares y convecinos que siempre se alojaban en las casas aledañas
que en la zona de “la Moreria”
se dispersaban.
Todas ellas cerca de la llamada todavia ermita de la “Virgen
del Moral” y del molino harinero de El Poyo del Cid.
Un poco mas alla, en la misma ribera del mismo rio, se
encuentra la poblacion denominada como El Poyo del Cid, de la que me tengo en
honra descender en lo referente a mi abuela Margarita, madre de mi madre.
*Peripecia vital de mi amigo.
Y todo lo anterior porque tengo un cierto interes en
contarlo.
Pues seguramente será porque la historia que detrás de mi
amigo cargada de años y de experiencias, algunas de ellas posteriormente
corroboradas por mi personalmente, me interesaron.
Nunca podria yo creer que en el Siglo XX y especialmente
en la segunda parte del siglo XIX, al lado de la casa donde me crie, pudiera
existir la marginacion mas absoluta, inferida a personas humanas tan dura y
durante tantos siglos.
A esta gente se les llamaba los “agotes” o “camarilleros”.
Simplemente no me lo podia creer.
, deberia tener unos 72-74 años en aquel entonces.
Era un hombre alto, enjuto con mucho pelo blanco –entonces-
pero que se adibinaba que no era albino sino rubio en sus años mozos.
Este señor que al pòco se convirtio en mi amigo, calzaba
una suerte de zapatones grandes que, aunque no eran albarcas, lo parecian.
Digamos que eran unas albarcas evolucionadas, entre otras cosas porque como me
dijo al poco tiempo de empezar la conversacion inicial, el era. Mejor habia
sido toda su vida zapatero-albardero de profesion.
De hecho y, al cabo de unas semanas pude conocer a tres de
sus hijos, que regentaban un local de reparacion de zapatos y otros utiles que
llevasen cuero en su montaje o fabricacion. Todo ello muy cerca de la Plaza España de Zaragoza, en el
antiguo barrio del Tubo.
A este personaje le interese por mi lugar de procedencia.
El Jiloca Turolense.
Y le interese, porque el me confeso que; vivio alli de
niño y sus generaciones anteriores, hasta seis según me decia constantemente,
lo habian hecho y estaban enterradas en la zona.
Todo ello según rezaban esas cuartillas amarillas y la
portentosa memoria que la naturaleza le habia mantenido a mi ya amigo Angel.
Según su version, el lugar de donde yo procedia estaba “incrustado”
en la zona donde el se habia desarrollado en sus primeros años. Calculo yo qu
all por los años de comienzo del Siglo XX.
Con la particularidad de que, lo que para mi eran unos
montones de escombros que evidenciaban y, lo siguen haciendo, una casa
solariega venida a menos y arrasada por el tiempo. Para el era el Palacio de
los Señores y los aledaños las casas de los “agotes”, etnia al a que el aseguraba pertenecer y de la que
yo, entonces, no tenia la menor idea.
*Entorno geografico.
Se trata de la comarca del Jiloca turolense, justo entre
las localidades de Calamocha y Monreal del Campo, no lejos de la comarca de
Daroca ya provincia de Zaragoza.
Es una zona que geograficamente tiene cierta peculiaridad
ya que tambien esta a menos de 30
Km de la provincia de Guadalajara, comarca de Molina de
Aragon,etc.
Es una planicie que se encuentra situada al lado y debajo
de otra de identicas caracteristicas donde se ubica la Laguna de Gallocanta cuyo
territorio de ocupacion comparten las provincias de Zaragoza, Teruel y
Guadalajara.
Por ir centrando mas aun la zona donde Angel me conto que
subsistio su familia “agote”, os dire que en efecto se trata de una serie de
construcciones sin una cohesion aparente que nos permita sospechar la
existencia de una poblacion estable, que se encuentra en uno de los muitiples
aflientes que alli desembocan al Rio Jiloca, debido a que tambien en la zona que
estoy describiendo, aflora un gran acuifero, responsable en gran parte de los
causales que posteriormente circularan por el Rio Jalon y por la comarca de Daroca-Calatayud.
De las construcciones que alli existen, mas bien de las
ruinas que alli se pueden encontrar, en los pueblos de la zona, mis abuelos y
bisabuelos algo me habian comentado aunque sin gran precision ni historica ni
personal .
No onstante lo anterior, recuerdo a mi bisabuela contar
que el la casa de “los Señoritos del Lavadero” vivian dos hermanos, al parecer
los ultimos vestigios vivos de una estitpe que lo habia hecho en el mismo lugar
desde tiempo inmemorial.
Eran varon y hembra y solteros ambos. Y al parecer -lo
eran- porque nadie era de un linaje aparente o concordante para poder unirse en
matrimonio.
A su alrededor y, de forma realmente abundante iban
pasando familiares y convecinos que siempre se alojaban en las casas aledañas
que en la zona de “la Moreria”
se dispersaban.
Todas ellas cerca de la llamada todavia ermita de la “Virgen
del Moral” y del molino harinero de El Poyo del Cid.
Un poco mas alla, en la misma ribera del mismo rio, se
encuentra la poblacion denominada como El Poyo del Cid, de la que me tengo en
honra descender en lo referente a mi abuela Margarita, madre de mi madre.
*Peripecia vital de mi amigo.
Y todo lo anterior porque tengo un cierto interes en
contarlo.
Pues seguramente será porque la historia que detrás de mi
amigo cargada de años y de experiencias, algunas de ellas posteriormente
corroboradas por mi personalmente, me interesaron.
Nunca podria yo creer que en el Siglo XX y especialmente
en la segunda parte del siglo XIX, al lado de la casa donde me crie, pudiera
existir la marginacion mas absoluta, inferida a personas humanas tan dura y
durante tantos siglos.
A esta gente se les llamaba los “agotes” o “camarilleros”.
Simplemente no me lo podia creer.
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