Fuente. Wikipedia.
*Introduccion.
Agotes es el nombre dado a un grupo social minoritario, ya
desaparecido, de las áreas apartadas de los valles de Baztán
y Roncal
en Navarra
(España),
el País Vasco Francés y algunos municipios de
Aragón.
Eran
artesanos que trabajaban la piedra y la madera, posteriormente también el
hierro.
Durante
casi ocho siglos fueron víctimas de discriminación socioeconómica. Se conoce su
existencia a partir del medievo.
En
la zona vascofrancesa los agotes eran llamados cagots. Muchos han
supuesto que la etimología de la palabra agote derivaría de gótico
o godo
, a través del occitano o catalán
ca got, «perro godo».
Menos
probable es que la etimología se remonte a los bagaudas.
*Origen.
Los
agotes no constituían un grupo étnico ni religioso diferenciado.
Su
lengua y fe eran las de la población de la zona en que se hallaban, por lo que
su condición de minoría social era exclusivamente fruto de la marginación.
Autores
antiguos y modernos han especulado mucho en torno a la raíz histórica de esta
discriminación. Sin embargo, a día de hoy sigue siendo un misterio.
La
población no agote les atribuía diversos orígenes "perversos" que no
pretendían explicar sino más bien justificar la discriminación: supuesta
maldición bíblica, descendientes de paganos celtas o de herejes, etc.
Partiendo
del nombre, "agotes", algunos autores dieron credibilidad a la teoría
de un origen godo,
quizá desertores de algún ejército refugiados en los valles vasconavarros,
donde serían mal recibidos por la población autóctona y se iniciaría así un prejuicio
alimentado por la leyenda.
Otros
han afirmado que serían descendientes de criminales llegados de Francia
que, para escapar a la justicia, se ocultaron en lazaretos
antes de cruzar la frontera. De ahí habría surgido la idea de que transmitían
la lepra,
una de las acusaciones más habituales.
También
se ha relacionado el origen de los agotes con grupos de cátaros
huídos de Occitania
y rechazados por su condición herética.
Aún
otros creen que la discriminación de los agotes procedería del rechazo a
descendientes de invasores musulmanes asentados en España y Francia. Esta
última teoría goza de especial apoyo en Francia.
Historiadores
más recientes han formulado una hipótesis que los vincularía a gremios
medievales de artesanos y trabajadores de la piedra caídos en desgracia, en la
época de apogeo de estos oficios durante la construcción del Camino de Santiago. Ello podría explicar la
localización geográfica de este grupo y las fuertes restricciones comerciales
que sufrían a uno y otro lado de la frontera.
*Marginación.
Acusados
durante siglos de mantener prácticas religiosas paganas
fueron segregados y tratados como «raza inferior» y «herética».
Se
les impedía contraer matrimonio con el resto de la población, forzándoles a una
cierta endogamia
la cual, a su vez, reforzaba el rechazo social. Los agotes eran obligados a
vivir fuera de los núcleos habitados, a vestir un ropaje para ser identificados
como tales y a llevar en sus prendas un signo rojo similar a una huella de pie
de pato o de pata de oca, similar al que debían portar los llamados «gafos»,
ya que se creía que los agotes eran «portadores de enfermedades».
Se
les acusaba particularmente de contagiar la lepra y en muchos lugares
estaban obligados a hacer sonar una campanilla a su paso para que los no agotes
pudieran apartarse a tiempo.
Los
agotes no podían mezclarse en ningún caso con los no agotes: en las iglesias
navarras solían quedar relegados a un hueco bajo el coro, el campanario o la
escalera para oír misa, y con frecuencia tenían una entrada específica, a un
lado de la principal, más baja y más estrecha [3].
También tenían una pila bautismal diferenciada.
Una
barrera, generalmente una raya en el suelo (en Arizcun
era una verja), les impedía acceder a la parte delantera del templo, cerca del
altar. Incluso sus ofrendas eran recogidas y puestas aparte de las del resto de
los fieles.
La
leyenda les atribuía rasgos físicos distintivos, como no tener lóbulo en la
oreja, idea que persistió incluso cierto tiempo después de que desapareciera la
marginación, cuando en plena era del racismo
pseudocientífico y la frenología (siglo XIX) surgió la idea de que eran de origen
étnico diferente a la población autóctona de los valles.
Así,
Pío Baroja
dice de ellos en Las horas solitarias
que tienen:
cara
ancha y juanetuda, esqueleto fuerte, pómulos salientes, distancia bicigomática
fuerte, grandes ojos azules o verdes claros, algo oblicuos. Cráneo
braquicéfalo, tez blanca, pálida y pelo castaño o rubio; no se parece en nada
al vasco clásico.
Es
un tipo centro-europeo o del norte. Hay viejos de Bozate que
parecen retratos de Durero, de aire germánico. También hay otros de cara más
alargada y morena que recuerdan al gitano.
*Fin de la marginación.
En
1514 solicitaron y obtuvieron del Papa León X una bula que los relevaba de las restricciones
infamantes que se les venía imponiendo en las prácticas del culto.
No
tuvo, sin embargo, casi efectos prácticos y hubo que esperar a la promulgación
en 1819
de leyes que atajaran la marginación.
Ese
año las Cortes de Navarra abrogaron las leyes
discriminatorias medievales y luego se intentó la deportación de los agotes
desde sus valles hacia una población cercana a Madrid llamada Nuevo Baztán,
fundada en 1715 por Juan de Goyeneche, si bien la mayoría de los
agotes o permaneció en sus tierras ancestrales o regresó a ellas.
La
discriminación así como la conciencia misma de la existencia de los agotes se
fue diluyendo con el tiempo. El último lugar donde se mantuvieron
reminiscencias del prejuicio hasta bien entrado el siglo XX,
según el testimonio de los pobladores, fue la localidad navarra de Arizcun,
en la que existe un barrio llamado Bozate (al que se refiere la cita de Baroja) que originalmente
era el gueto
reservado a los agotes. Un dicho popular en Bozate era: "Al agote,
garrotazo en el cogote".
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